Existe una globalización de la investigación, que la entendemos como el proceso de creciente apertura e interacción de los sistemas de investigación, teniendo como base un modelo emergente de ciencia que sigue el patrón de competitividad global que rige la actividad económica.

En el naciente modelo de ciencia, la producción de conocimientos está orientada a su aplicación comercial; con lo cual, los objetivos primarios de la producción científica de búsqueda desinteresada de la verdad se desvirtúa; desvirtuándose el ethos académico – científico. Considero esto como el hecho científico – cultural de mayor trascendencia en el nuevo milenio. Este nuevo ethos académico – científico ha generado una nueva identidad que asumen cada vez más sectores de investigadores vinculados a las universidades. Esta nueva identidad sintetiza un complejo de nuevos valores que sustentan el discurso y la práctica de las universidades del mundo desarrollado y que en América Latina y sobre todo en el Perú nos hemos quedado a la zaga.

El proceso de globalización de la ciencia, incluyendo a las universidades de América Latina, encierra de un lado, una reestructuración del sistema de investigación científica para convertirlo en una base de apoyo fundamental a la investigación para el desarrollo industrial, y por otro lado, implica un abandono relativo de la investigación básica, al mismo tiempo que conduce a un control potencial de las empresas líderes sobre la investigación académica.